1. La inmigración no es un tema menor. Es un tema especial.
Los inmigrantes de primera generación desarrollan una especial sensibilidad por el intercambio cultural: la mezcla de la historia que traen y el esfuerzo continuo de adaptación. La ansiedad por las nuevas reglas y leyes y el sentimiento de “no soy de aquí” impactan, generalmente en su autoestima, aun cuando logran éxitos en su negocio o a nivel personales.
Estas sensaciones dolorosas y llenas de incertidumbre influyen en la toma de decisiones diarias influenciados por los miedos a ser aceptados, el no terminar de conocer las reglas de juego, y la mezcla de modelos de vida diferentes.
Los hijos que llegaron muy pequeños o nacen en el país que recibió a sus padres, comparten con sus amigos la mezcla de sentirse identificados con el país donde viven y el sentimiento de amor a la lengua materna, al seleccionado de futbol del origen de la familia, las comidas saboreadas desde bebe, diferentes a la de sus amigos.
A veces se sienten rechazados aun sin serlo porque se sienten diferentes. En la mayoría de estos casos son aceptados y admirados por las diferencias: “que rica la comida que comen ustedes” le dicen los amigos, pero esto tiene implícito un “ustedes y nosotros” aunque vive plenamente el “nosotros” con sus amigos de la adolescencia. No es confusión. Es la oportunidad de mezclar diferentes paradigmas y ser mas creativos al desarrollar sus emprendimientos.
Este impacto emocional influye en el proceso de formación de la identidad y también se refleja en cada decisión y comunicación: desde la vestimenta hasta el ser bilingüe como gran oportunidad. Y se proyectara en su crecimiento como personas adultas, en la vida cotidiana, el amor, los estudios y su desarrollo como líder empresario.
2. Tuve varias experiencias como Consultor trabajando con dueños de empresas de familia en Argentina, líderes de primera y segunda generación, ya arraigados.
Pero en mi condición de descendiente de inmigrantes y emprendedor, en mi país de origen, Argentina, y en el país que después me acepto como inmigrante, Canadá, es donde valide estas teorías con mi propia experiencia.
Lo más importante que diferencia a los inmigrantes de las personas establecidas y arraigadas por varias generaciones es que cada inmigrante experimento su más grande emprendimiento a partir de la decisión de emigrar.
Tuvo que tomar riesgo, planificar, estables planes alternativos, formarse, ser creativos, persistentes, fracasos y reinventarse, frustraciones y puesta en duda del propósito hasta reincidir en el empuje hacia adelante, prolijos a la hora de cumplir con el proceso y mucho más: Curso vivencial de líderes.
Estas vivencias que también me tocó vivir, sumado a mis experiencias como Consultor, me facilito un entendimiento profundo e inmediato de los conflictos emocionales de persona inmigrantes. Conflictos que obstaculizan y demoran el desarrollo y la consolidación de sus empresas.
Inseguridades, miedos, creencias diferentes a las establecidas en su infancia y que perduran, frustraciones por desconocimiento de oportunidades, sentimiento de soledad y vulnerabilidad y muchas otras emociones que hacen más lento el logro de los objetivos económicos. Por eso, cuando tienen reconocimiento y éxito en su negocio, suena mucho más fuerte, aunque haya sido mucho más difícil.
Solo se puede lograr. Con ayuda especializada se acorta camino, se ahorra tiempo y dinero y se hace sustentable su negocio.
Hoy puedo ser exagerado cuando pienso que “todos somos inmigrantes”.